Cuéntame un cuento.

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Lágrimas De Otoño. (ADOLESCENTES)


                              -Capítulo 1.


-"Ya llega el puto invierno, todo lo que has vivido con los amigos en verano, ahora forma parte de tus recuerdos."-Se decía a sí misma Tatiana.
Ya era otro nuevo día y corría el fresco por las calles de México, para Tati, era un nuevo reto cambiarse de ciudad y de instituto, no conocía a nadie, era de Chicago y había mucha diferencia comparando las ciudades.
-¡Tati! ¡El autobús ya está aquí!- Gritaba su madre desde las escaleras de la primera planta.-Como se te escape el primer día del instituto, la llevaras clara, y te irás andando.
Tati bajó corriendo las escaleras y cogió un "Bifrutas" mientras asomándose a la ventana, vió al conductor algo enfadado. Tati salió y entró al autobús.
-Mira esa "pija" como viene al insti- decían los estudiantes más "chulos" del instituto- nena, como te llamas?- Preguntó un mexicano- Eres guapísima, dime, eres virgen?
-¡Asqueroso! Esa pregunta no te debe de pertenecer, y me llamo Tatiana, tú?- dijo mientras enviaba un mensaje por WhatsApp a su novio Colin.
-Nena, a mí me pertenece todo, soy el más temido del instituto, y, bonito nombre, me llamo Brian..-Dijo mientras se ajustaba la bandana que le caía de pelo.
Tati, pasó completamente de él, y siguió con su móvil hasta que llegaron al insti. Al bajar, Brian le quitó el móvil a Tati y salió corriendo.
-¡Imbécil! ¡que es nuevo!- gritó Tatiana mientras corría detrás de él.
-¡Y a mí qué! Yo solo me divierto mirando tu falda entreabierta- respondió Brian entre risitas.
Tati, se paró y se miró la falda, se le veían las bragas de Calvin Klein verde manzana. Tati se abrochó la falda, cogió a Brian y le quitó el móvil.
Sonó el timbre y todos se fueron a clase.


                                 -Capítulo 2.


Tati, entró a clase, ella notaba como todas las miradas le rodeaban, escuchaba risitas, insultos, piropos... Estaba tan avergonzada que se callo por las escaleras, todos se rieron, hasta que llegó la señorita Peterson. La señorita P, era una de esas señoritas que te dan miedo y parecen que te van a dar con la regla en las manos y te va a encerrar en una caldera.
-¿Qué está pasando?- Preguntó chillando la señorita P.
-Y-Y-oo-Yo... me he caído por las escaleras al intentar buscar la clase de física.-Respondió Tati.
-Hay que ser PATOSA, si miras a la derecha esta la clase de matemáticas, no hay que subir escaleras.
-L-o-lo-lo siento, esta vez prestaré mas atención
Todos se rieron al unísono.
-¡Callaros! ¡Y entrad en las clases!-Les chilló la señorita P.
Todos entraron a clase, Tati, se fué a la enfermería un pequeño rato porque le había salido un gran inchazón en el pie. Cuando llegó a clase de matemáticas, abrió la puerta y solo vió que había un sitio libre.
-Tati, siéntese en aquel sitio del fondo, será su sitio todo el curso- Dijo Peterson.
Todos empezaron a hablar y a girarse con la boca abierta, Tati no veía muy bien a su compañero, hasta que una voz conocida le habló.
-Si lo recuerdas bien, dijo que este será tu sitio para el resto del curso-dijo el chico.
-¡Buagh! ¡Brian Chestersent! ¿Qué haces tú aquí?- Dijo Tati.
-Pues... ¿Dar clases de Matemáticas? Buff, las pijas a veces no razonan..
-¡Oye! Respeto ¿Eh? Que tampoco es para tanto!
-Eres muy guapa, nena.
-¡Y tú eres un cerdo!
-!Eh! ¡CALLAROS O TENDRÉ QUE ECHAROS DEL AULA!- Dijo P.
Todos se callaron, y la señorita P, empezó a repartir unos folios muy raros.

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